A una nariz Francisco de Quevedo Erase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. Érase un naricisimo infinito, muchísimo nariz, nariz tan fiera que en la cara de Anás fuera delito. (siglo XVII)
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Quevedo es un maestro de la crítica social y la sátira, y en “A una nariz” no solo se burla de la apariencia física de una persona, sino que también utiliza la nariz como símbolo de la hipocresía y el egoísmo de la sociedad de su tiempo. Las descripciones cómicas y exageradas crean un retrato vívido que hace reír, desafiando así a los poderosos y a aquellos que se consideran superiores. Esta declaración de humor y crítica es característico del Siglo de Oro español. En la actualidad, el poema puede inspirar a escribir sátiras sobre figuras públicas, usando el mismo estilo humorístico para criticar actitudes contemporáneas. En las redes sociales, memes y publicaciones cómicas son herramientas efectivas para expresar descontento sobre la apariencia y actitudes de figuras públicas. ¡Así que a tomar un espejo y un bolígrafo porque la creatividad no tiene límites!